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Edward Sheriff Curtis

Edward Sheriff Curtis

(1.868 - 1.952)

 

Sin duda alguna, el fotógrafo más famoso de entre todos los que han divulgado la figura del indio americano y el mejor divulgador, pese a las muchas críticas que se han vertido sobre su extenso trabajo. Si es cierto que una imagen vale más que mil palabras, la obra de Curtis, fue creciendo hasta convertirse en enciclopédica y en material antropológico insustituible, justo en el momento en que era necesario: esos años en los que la memoria, aun reciente, pudiera haber dado paso a una adulteración de las culturas nativas aun mayor de la ya sufrida.

 

Es cierto que muchas de sus fotografías pecan de una cierta “visión romántica” (o incluso teatraal) de un mundo extinguido -o a un paso de serlo-. Pero también es necesario contextualizar su obra y la necesidad de hacer viable su proyecto de cara encontrar financiación y una repercusión social que asimilara el resultado final.

 

¿Cómo hubiera encajado el espectador medio americano (en aquel momento, un típico “wasp”: blanco, anglosajón y protestante) la visión directa de la vida cotidiana en las reservas, el pobre subsistir de aquellos que fueron dueños del continente, ahora convertidos en parias?

 

Al menos, la obra de Curtis tiene el valor de ponerle rostros y miradas -muchas veces tristes…- a gentes de carne y hueso que, de otro modo, hubieran sido simplemente “ignoradas”. Es cierto que probablemente sus fotografías no cambiaran ni en un solo caso la vida de aquellos que en ellas aparecen. Ningún cambio social tiene lugar de un día para otro, -ni entonces, ni ahora- o que una imagen no puede cambiar la historia… ¿o sí?

Edward Sheriff Curtis

Fotografía de Edward Sheriff Curtis - Navajos en el Cañón de Chelly

Edward Sheriff Curtis - Edición de "El Indio Norteamericano"
Edward Sheriff Curtis - Prólogo de T. Roosvelt

Edición de "El Indio Norteamericano"

Prólogo de T. Roosvelt

Pequeña reseña biográfica

 

Nacido en Wisconsin el 16 de febrero de 1.868 pero criado en Minnesota, desde muy joven hizo patente su interés por la fotografía. Se cuenta que en su adolescencia llegó a construir su primera cámara fotográfica.

 

En 1.887 se traslada a vivir al noroeste del país, al territorio de Washington, en un último intento por encontrar una solución a la maltrecha salud de su padre, pero el fallecimiento del reverendo Johnson Curtis obliga Edward a posponer su afición, para colaborar en el mantenimiento de su familia. Pescador, recogedor de marisco, agricultor… son algunas de las muchas actividades a las que tuvo que dedicarse durante todo este tiempo, ahorrando lo que puede para adquirir su primera cámara profesional.

En 1.891 funda con un socio su primera empresa, un estudio fotográfico al que llaman Rothi & Curtis, con una inversión de 150 dólares de la época. Una experiencia que durará menos de un año y que dará paso a una nueva sociedad, en esta ocasión junto a Thomas Guptill, dedicada a la fotografía y al fotograbado. Un año después contrae matrimonio con Clara Phillips (con la que tendría cuatro hijos).

 

En 1.895 Curtis tiene la oportunidad de fotografiar a Angeline, hija del ya por entonces conocido Seattle, autor de un famoso discurso (conocido como la Carta del Jefe Seattle) cuando las autoridades de Washington realizaron la oferta de compra de las tierras de los Suquamish y los Duwamish-. Integrando oro y plata en los procesos, comienza a desarrollar nuevas técnicas y efectos de revelado.

Se abre así para Curtis un periodo de su vida, desde 1.896 a 1.930, cuya transcendencia ni siquiera pueden dar idea el número de fotografías realizadas. En esos treinta y cuatro años ante el objetivo de sus cámaras pasaron la gran cantidad de tribus y naciones al oeste del Mississippi -más de ochenta-y más de cuarenta mil fotografías pasaron por su laboratorio. Bien de modo particular (financiado por J. Pierpont Morgan) o enrolado en expediciones geográficas o de exploración de recursos en los territorios recién integrados, Curtis aprendió poco a poco integrarse entre gentes reacias y escarmentadas por el trato al generalmente estaban sometidas.

Edward Sheriff Curtis

Edward Sheriff Curtis

En 1.905 diversas exposiciones de sus fotografías recorren el país y un año después el propio presidente Theodore Roosvelt se encarga de escribir el prólogo de “El Indio Norteamericano”, el primero de una serie de veinte volúmenes en que se irán plasmado sus sucesivos viajes, y en el que se integran imágenes y descripciones. Ediciones que inicialmente sólo podían ser obtenidas por suscripción y financiados inicialmente con 75.000 $ por J. Pierpont Morgan.

 

Curtis continuó su labor su labor autoimpuesta hasta que en 1.919 la sentencia de divorcio de su matrimonio con Clara concedía a su ex-esposa la propiedad de los negativos archivados en el laboratorio del fotógrafo. La reacción de Curtis fue destrozar todos los que pudo tener a mano, tarea en la que colaboró su hija Beth. Pero el laboratorio en sí cambió a manos de la que fuera su conyugue. Así pues, las sucesivas copias del grueso del material de Edward Sheriff Curtis siempre se han realizado como “copias de copias”.

 

A principios de 1.922 Curtis cambio Seattle por Los Angeles donde, además de abrir un nuevo laboratorio, intervino como operador cinematográfico en películas de directores tan famosos como Cecil B. DeMille (“Los Diez Mandamientos”, por ejemplo). Pero acuciado por necesidades económicas se vio obligado a deshacerse de gran parte de su archivo, incluso acabó transfiriendo la propiedad de su film “In The Land Of The Head-Hunters” al Museo Americano de Historia Natural por 1.500 dólares cuando eran más de 20.000 los que llevaba invertidos en su proyecto.

 

Los conflictos con su ex-esposa (quien llegó a reclamarle más de 4.500 $ en concepto de pensiones atrasadas) junto con los elevados costes de producción de cada proyecto y la depresión en que estaba sumida la economía norteamericana a partir de 1.929 fue el motivo por el que disminuyera el ritmo de trabajo de Curtis. La mayoría de los derechos sobre sus obras pasaron a mano de terceros, reservándose solamente una parte pequeña. Aun así, en 1.935 pudo publicar el que sería el último volumen de su enciclopedia “El Indio Norteamericano” -el veinte-, dando por cerrada la etapa profesional de su vida, la misma que más satisfaciones y preocupaciones profesionales le reportara.

El 19 de octubre de 1.952 moría en la casa de su hija, en Los Angeles a consecuencia de una dolencia cardiaca. Sin embargo en 1.972, en los almacenes de la Charles E. Lauriat Company en Boston fue descubierto material inédito, fruto de los derechos vendidos por Curtis a la editorial en 1.935.

Imagen tomada en Sheep Mountain, en las Bad Lands de la Reserva de Pine Ridge (Dakota del Sur)

Imagen tomada en Sheep Mountain, en las Bad Lands de la Reserva de Pine Ridge (Dakota del Sur)

Selección de videos en Youtube

Edward Curtis: Photographing the North American Indian

Edward Curtis's life and photography

Native Americans by Edward Curtis

Windpony Tribute to Edward Curtis