Áreas Culturales
(Fuente: "Indios y Esquimales". Obra Colectiva. Edit Fundación La Caixa", 2001)
1.- Eyak
2.- Tlingit
3.- Haida
4.- Tsimshian
5.- Bella Bella
6.- Bella Coola
7.- Nootka
8.- Kwakiutl
9.- Comox
10.- Salish
11.- Makah
12.- Quinault
13.- Chinuk
Listado ampliado de naciones y grupos
Alsea
Asean
Bella Bella / Heiltsuk
Bella Coola / Nuxalk
Chehalis / Chealis
Chemakum
Chinook
Clallam
Clackamas / Clacmas
Clatskanie
Coast Salish
Coos
Duwamish
Eyak
Gitxsan
Haida / Kaigani
Haisla
Hoh
Kalapuyan / Kalapuian / Calapua
Kwalhioqua
Kwakiutl
Kwakwaka'wakw
Lakmiut
Lummi
Makah
Nisga'a
Nootkan / Nootka / Nuu-Chah-Nulth
Oowekeeno / Wuikinuxv
Quileute
Quinault
Siuslawan / Siuslaw
Skokomish
Swinomish / Salish De La Corte Meridional / Puyallap
Tillamook
Tlingit
Tsimshian
Walla Walla
Willapa
Lenguas:
Athapaskano
Petuano
Salish
Recursos Naturales:
Pesca,
Caza (cetaceos, nutrias, focas, etc)
Recolección de frutos.
Vivienda: Cabañas de madera en aldeas sedentarias.
Comercio: de pieles, cestería, útiles de hueso, madera, etc.
Máscara Haida
En comparación con otras, es una de las regiones más densamente pobladas del continente –especialmente en el área de la actual Canadá-, debido naturalmente a la riqueza pesquera de los más de 3.700 kilómetros que median entre el extremo norte en la Columbia británica hasta la zona superior en California.
En esta estrecha área cultural conviven (no siempre pacíficamente) grupos étnicos diferentes y con diferentes lenguas, que van desde los de origen athapascano (Haida o Tlingit), los de lengua petunia (Chinook, Tsimshiano y Coos), y otras de más difícil clasificación (Wakashan kwakiutl y Nuu-Chah-nulth o Nootka), a parte de las de los de raíz salish.
Todo ello gracias a un entorno natural tremendamente rico y variado –con una costa plagado de islas-, Un territorio mopntñoso, con cortos pero abundantes ríos y lagos, protegido de las gélidas temperaturas del norte o los desiertos del sur-, donde la pesca proporcionaba el sustento básico (salmón, marisco, etc.), la caza (focas, nutrias, etc. Incluso ballenas y otros cetáceos), junto con la recolección de frutos en el interior o la caza menor. La madera de los bosques (cedros básicamente) proporcionaba la materia básica para la construcción de las viviendas y la ornamentación de los tótems familiares y la confección de herramientas, junto con el hueso y el marfil de sus presas. Tales circunstancias permitieron el desarrollo de aldeas estables y facilitaron el desarrollo de estructuras sociales altamente complejas.
Estas estructuras sociales presentan, presentan en muchos casos, ejemplos de estratificación social tremendamente rígidas (las más rígidas de todo el continente norteamericano y sólo comparables con las que pudieron hallarse en Mesoamérica a la llegada de los españoles), donde el prestigio social de un individuo y su familia es un elemento fundamental para comprender los logros y las limitaciones de dichos grupos étnicos. La relación de cada familia con el líder de la comunidad marcaba su estatus y definía el nivel de prestigio y jerarquía en su seno, que se plasmaba ante el resto con la posesión de bienes materiales (pieles, canoas, objetos de artesanía, mantas y vestidos, etc., e incluso con la posesión de esclavos que provenían de las frecuentes guerras que propiciaron la existencia de esclavitud en la zona.
Hasta tal punto estaba tan arraigada la estratificación social que existían rituales y ceremonias, la más importante de ellas denominada “Potlatch”, una ceremonia de entrega de regalos muy sofisticada, diseñada para afianzar estas divisiones de clase social, tremendamente controvertida y que ha dado origen a que las autoridades canadienses aprobaran una legislación que prohibía su práctica total o parcialmente ya bien entrado el siglo XX.
Todo este mundo se vio dramáticamente alterado con la llegada, primero, de exploradores, tramperos comerciantes de pieles rusos a mitad del s. XVIII (exploración de Viton Bering en 1.741 y siguientes), bajando desde Alaska, que con el tiempo fueron descendiendo y estableciendo puestos comerciales, hasta llegar a la actual San Diego, en California, para topar con tierras colonizadas por los españoles. El punto más al sur al que accedieron se estableció en 1.812 en Fort Ross, por una compañía ruso-americana a poco más de 70 kilómetros al norte de San Francisco.
Pero la irrupción foránea no solamente supuso una competencia por los recursos naturales. Tuvo un impacto dramático sobre la población; junto a los extranjeros llegaron al territorio enfermedades que diezmaron la población hasta casi la extinción. Los estudios realizados por historiadores hablan de cifras pavorosas de víctimas a consecuencia de sucesivas epidemias de viruela. Se tiene constancia que la primer de ellas apareció en la región hacia 1.782, aunque su procedencia queda para el debate. Unos historiadores opinan que se trasmitió por vía de los shoshonee (quienes la habían padecido poco antes desde el sur). De los shoshone se habría extendido a los Nez Perce, los Flatheads, los Walla Walla, abriéndose paso camino de la Costa. Otros historiadores creen que el origen lo tuvo en Siberia y que, desde la península de Kamchtka, llegó a Alaska, extendiéndose hacia el interior del continente y hacia el sur. Sea como fuere, el impacto provocó que no pocas aldeas perdieran al menos el 70% de su población, algunas llegaron incluso a perder el 90.
Aunque nunca ha terminado de recuperarse de aquel periodo nefasto, los principales rasgos culturales se han seguido trasmitiendo de generación. Sus trabajos en cestería, en marfil y en madera son clara muestra de la diversidad cultural de la región, destacando sus tótems, tallados en madera, -en los que se refleja la historia de la saga familiar, el clan- o las máscaras, con una compleja simbología mística.
Totems Haida